25N2020 - Discursos machistas sobre la Ley de Violencia de Género
En el año 2004, en España, se aprueba la Ley Integral 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género (puedes leerla aquí). Dicha Ley comienza así:
“La violencia de género no es un problema que afecte al ámbito privado. Al contrario, se manifiesta como el símbolo más brutal de la desigualdad existente en nuestra sociedad. Se trata de una violencia que se dirige sobre las mujeres por el hecho mismo de serlo, por ser consideradas, por sus agresores, carentes de los derechos mínimos de libertad, respeto y capacidad de decisión”.
Negar la violencia de género como tal no es más que otro caso de violencia machista. La violencia SÍ tiene género y, atendiendo a la Ley, es importante identificar tres conceptos clave:
- Violencias machistas: Son aquellas violencias que se ejercen sobre las mujeres por el hecho de serlo. Atentan contra la dignidad, la moral y la integridad física, sexual o psíquica de las mujeres, así como la coacción o privación de libertad, tanto en ámbito público como privado. Son la mayor expresión de desigualdad que impone el patriarcado.
- Violencia de género: Es aquella que se ejerce sobre las mujeres por parte de quienes estén o hayan estado unidos a ellas por relaciones de afectividad (parejas o exparejas). Su objetivo es dañar y controlar, por lo que se repite de manera prolongada en el tiempo y de forma sistemática.
- Violencia doméstica: Es aquella que no se produce a razón de ser mujer, sino que se determina en un espacio concreto, en este caso, el espacio doméstico donde se realiza la convivencia. Aquí entrarían todos los sujetos que conviven en ese espacio, no sólo mujeres.
Son muchos los juicios machistas que se han proclamado sobre la ley, y que parten de la más absoluta desinformación. Analicemos algunos de ellos, quizás los más manidos:
El discurso de las denuncias falsas.
Este discurso es tan absurdo como contradictorio. El machismo se queja de que hay gran cantidad de denuncias falsas y, a la vez, de que las mujeres no denunciamos o tardamos años en hacerlo. Denunciamos cuando podemos y esto no puede ser cuestionado. El maltrato, en una sociedad machista como la nuestra, está normalizado y esto es demasiado grave como para poner en duda el hecho de que sí exista.
El porcentaje de denuncias falsas es mínimo (puede consultarse en la Memoria de la Fiscalía General del Estado), no son “millones” y no suponen un problema, al contrario de lo que sí supone lanzar este discursito en bucle.
El discurso de que la Ley de Violencia de Género está en contra de los hombres:
El hecho de que existan los juzgados de Violencia sobre la Mujer no es ningún privilegio, sino todo lo contrario. Y esto no supone una carga contra el hombre por el hecho de serlo, cosa que sí vivimos nosotras y no de manera privilegiada, precisamente. La ley está dirigida contra las personas maltratadoras y no contra los hombres, pero esto parece algo difícil de entender.
El discurso de las custodias compartidas:
Aumentar el dolor y la violencia contra las mujeres atacando a sus hijos es algo que el machismo sabe hacer muy bien. Y esto se llama violencia vicaria. El feminismo no está en contra de las custodias compartidas, ya que sería lo mejor para las hijas e hijos y, además, libraría a las madres de la carga de sus cuidados. Pero no puede hacerse de forma sistemática, ya que esto supondría un peligro en los casos en los que las mujeres han sufrido violencia de género. Evaluar la situación familiar y los antecedentes de violencia de género es fundamental para aplicarla. No nos cansaremos de decir que un maltratador no puede ser un buen padre.